jueves, 9 de mayo de 2013

Propósitos...



A medida que voy avanzando en el manuscrito que comencé hace un mes, confirmo una vez más la genial frase de –valga la redundancia- un genio: “La inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando” (Picasso)

La combinación de talento y creatividad (que tenemos todos, cada uno en su especie), da la primera impresión de que es algo que no requiere esfuerzo y es tan natural como respirar, pero para que surja y “fluya” cuando uno quiere se tiene que combinar con la voluntad y el hábito. Con una especie de disciplina, por lo menos en mi caso.

“Aunque sea un renglón” me digo a mí misma para “arrancar” con la escritura cuando me asalta la pereza, la duda o el pánico “escénico” ante la página en blanco.

Estoy de acuerdo en eso de que lo más difícil es comenzar. Después, como dice Stephen King, “sólo puede ir a mejor”. Otro genio.

Con la lectura otro tanto.

Y creo que es así con todo lo que nos proponemos. Por lo menos, repito, en mi caso.

Me ocurre con el ejercicio, con planchar la ropa, con salir a tomar aire y sol después de pasarme horas trabajando el cerebro derecho, en fin… Hábitos que al principio uno se auto impone, se obliga a cumplirlos, hasta que se integran de tal modo que finalmente se llevan a cabo con más ligereza y naturalidad.

Por supuesto habrá momentos de bajón: es ahí donde a mí me da resultado el autoengaño de “sólo un poco”, como las madres cuando intentan persuadir a los niños pequeños ante la cucharada de jarabe. “Sólo un poco. Sólo un renglón. Sólo una página. Sólo un rato.”

Juan XXIII escribió una maravillosa plegaria que comienza: “sólo por hoy”. Pura sabiduría pedagógica.

No me planteo el largo plazo. El largo plazo hace que lo que nos propongamos como mejora o cambio parezca una montaña imposible de escalar.

A mí esta estrategia aprendida de otros más sabios y que han alcanzado sus objetivos, me da resultado. Me da resultado hoy. ¿Mañana? Cuando llegue, lo sabré.

¡Feliz jornada!



 

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