martes, 14 de mayo de 2013

Aventuras veterinarias...


Ayer y hoy nos ha tocado a mis compañeras de cuatro patas y a mí visitar al veterinario. Mejor dicho: ayer recibimos la visita de éste, y debido a la resistencia activa y persistente de Azucena (con carácter de siamesa y aspecto de rusita) hoy he tenido que llevarla yo a la consulta.
Ayer la coreografía era: huida vertiginosa, bufidos y gruñidos alternados con zarpazos.
Hoy tuvimos concierto de maullidos lastimeros durante el trayecto de ida y vuelta, miradas acusadoras y bigotitos trémulos.
Bueno, pero ya pasó. Salimos de la consulta aliviadas, levemente magulladas (sobre todo el orgullo felino) y con el bolsillo más ligero, pero todo ha sido por una buena causa.
Como al mudarnos hemos cambiado de comunidad, entre el veterinario y yo tuvimos que gestionar trámites de bajas y altas y nuevos documentos creo que tanto o más que cuando yo dejé mi tierra natal para vivir aquí en España...
Pero no me quejo. Es lo que tiene el amor, para el que nada es poco si el destinatario de nuestros desvelos es el ser amado.

Un abrazo y ¡feliz jornada!




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