lunes, 11 de enero de 2016

Eternos

En memoria de Susi, mi amiga del alma que acaba de partir.


En medio de este gran teatro, en medio de esta gran locura de la vida y de la muerte, se asoma la Eternidad.
Podemos olvidar lo que somos, pero no podemos dejar de ser lo que somos.
Somos eternos.
Y a veces, cuando la mente se aquieta un poco y «suelta» su «presa» imaginaria de ilusión, puede percibir vestigios, retazos, «flashes» de esta Eternidad.
Es imposible ocultarla, ignorarla del todo.
La Eternidad aflora en la belleza, en el arte, en los amaneceres, en el mar, en los ojos inocentes, en un maullido, en un ronroneo.
La Eternidad se asoma en las carcajadas compartidas, en un abrazo emocionado, en un gesto de perdón.
La Eternidad se asoma en los reencuentros, en las charlas a corazón abierto, en el silencio cómodo, en la tranquila soledad poblada de presencia.
La Eternidad se asoma en la ternura, en la compasión, en la mano extendida para dar calor y decir: «estoy contigo».
La Eternidad se asoma en la risa del bebé y en el regazo de las madres.
La Eternidad se asoma aquí y ahora, detrás de las palabras, detrás de las imágenes y las historias.
En tu ser y en el mío.
Esto somos. Más allá de la frágil memoria, del sueño del olvido y la ilusión del tiempo.
Más allá de todos los finales. Más allá de todos los comienzos.
Somos esto.
Somos eternos.