viernes, 31 de octubre de 2014

Una historia para esta noche: Visión nocturna


Estaba a punto de anochecer, y como el viento del poniente había comenzado a soplar con fuerza, el paseo marítimo se hallaba casi desierto. Esto era ideal para los cuatro adolescentes que medio se refugiaban, medio se escondían entre las grandes rocas situadas al otro lado del murete que bordeaba el paseo, entre este y la playa.
Los jóvenes habían conseguido escapar de los adultos con quienes habían viajado hasta allí de vacaciones, y ahora esperaban la caída de la noche para bajar a la playa y dar cuenta de las provisiones que llevaban en sus mochilas, a saber: patatas fritas, varias botellas de cerveza, whisky y marihuana.
En aquel momento dos de ellos, encaramados en la roca, intentaban liar un par de porros mientras los otros dos hacían bromas y reían.
Los pocos paseantes que andaban por allí habían ignorado la presencia del grupo, a excepción de una mujer, quien por un momento se había detenido casi a la altura de donde se hallaban los adolescentes. Fue uno de ellos quien dio la voz de alarma, y los cuatro alzaron la vista para sonreír a la mujer con un gesto de falsa inocencia, haciendo unos torpes movimientos para ocultar lo que tenían en las manos.
Cuando la mujer se alejó del sitio, el joven que se había percatado primero de su presencia, señaló:
–¿Habéis visto la expresión de su cara? ¡Parecía llevar una máscara! Me ha dado un poco de grima, la verdad...
El resto de los amigos se echaron a reír y no le hicieron caso. El chico pensó que lo que había visto –una especie de máscara blanca, como las que se utilizaban en carnaval– era fruto del porro que se había fumado hacía poco, mezclado con la cerveza caliente.

Al caer la noche bajaron hasta la playa y se tendieron en la arena, pese a que estaba húmeda y que el aire se hacía cada vez más frío.
No había transcurrido ni media hora cuando uno de los chicos se levantó con dificultad y anunció:
–¡Me estoy meando, tíos! ¡No os fuméis todo; dejadme algo! –Entre risas y a tropezones se alejó hacia la zona de las rocas.
A duras penas se apoyó con una mano contra la piedra para mantenerse erguido, y con la otra comenzó a bajar la cremallera de su pantalón.
En ese momento sintió un hedor nauseabundo que provenía de algo que parecía hallarse muy cerca, detrás de él. Cuando se dio la vuelta una sombra lo tumbó de espaldas y lo arrastró hacia la oscuridad.
El chico intentó gritar, pero con horror sintió un terrible ardor en la garganta, y un líquido caliente le llenó la boca y la nariz, impidiéndole respirar.
«¡Me muero! ¡Me muero!» fue lo último que pensó.
Sus amigos, al ver que no regresaba, comenzaron a llamarlo a los gritos.
Uno de ellos se levantó, sacudiéndose la arena de las bermudas.
–¡Cuando lo encuentre lo echaré al agua!
Otro joven también se incorporó.
–¡Venga; yo te ayudo a hacerlo!
El tercero, que continuaba tendido porque sentía las piernas demasiado flojas, espetó:
–¡Eh! ¿Me vais a dejar aquí solo?
–¿Qué ocurre, Fran? ¿Tienes miedo del coco? –Los dos jóvenes entre risas y burlas se fueron en dirección a la zona de las grandes rocas, donde habían visto a su compañero por última vez.
El tiempo transcurrió y solo se oía el rumor de las olas que rompían al llegar a la costa.
El adolescente que había permanecido solo en la playa sintió que el ambiente nocturno estaba cambiando, aunque no podía distinguir algo concreto de aquella sensación.
Se incorporó a tropezones y se restregó los ojos: ¡eso era! Del mar surgía una especie de niebla que a la luz de la luna se veía como grandes volutas de humo blanco sobre el mar.
«He fumado demasiada hierba» se dijo a sí mismo, y comenzó a llamar a sus compañeros, entre amenazas e insultos:
–¡Eh tíos, iros a la mierda! –chillaba con una mezcla de enfado y miedo–, ¡Esto es un juego estúpido; si no aparecéis ahora, yo me piro de aquí!
Entonces distinguió las tres figuras de sus amigos que salían desde detrás de las rocas y se acercaban al sitio donde él se encontraba, envueltos en aquella extraña niebla.
El joven sintió las piernas temblorosas a causa del alivio.
–¡Venga, tíos, marchémonos de aquí! ¡Esto ya no mola!
Sus compañeros continuaban acercándose en silencio. Cuando se hallaban a pocos metros de distancia, un rayo de luna reveló que los tres sonreían, pero el cuarto joven notó algo extraño en sus rostros, que no supo precisar hasta que los tuvo casi encima: las sonrisas eran tajos profundos de oreja a oreja con trozos de carne desgarrada colgando de sus cuellos, de modo que el chico, al ver aquello, pensó que estaba sufriendo una pesadilla provocada por el alcohol y las drogas.
Sin embargo cuando lo empujaron al suelo el golpe fue demasiado real, lo mismo cuando dos de ellos le sujetaron los brazos a ambos lados del cuerpo en tanto el tercero levantaba algo que sostenía en una mano y se lo clavaba con fuerza en el abdomen.
–¡No, no! –suplicaba entre sollozos el adolescente, viendo con horror cómo uno de sus amigos lo abría en canal y metía las manos en la herida humeante, para extraerle las vísceras.
–¡No! –En estado de shock su cuerpo comenzó a sacudirse y lo último que su mente registró antes de sumergirse en la oscuridad, fue la imagen de sus tres compañeros con las cabezas hundidas en su vientre abierto, devorándolo.

–¡Fran! ¿Qué dices, tío? ¿Vienes con nosotros, o qué?
El chico parpadeó varias veces, sin responder. Los cuatro se hallaban encaramados sobre las piedras del muro que bordeaba el paseo marítimo, y el adolescente llamado Fran había permanecido callado varios minutos tras ver a la mujer que poco tiempo antes había pasado por allí.
–Id vosotros si queréis; yo me piro de aquí –respondió con voz entrecortada.
–¡Eh no seas aguafiestas! ¡La noche acaba de comenzar! –terció uno de sus amigos.
–Tíos –repuso él–, mejor vayamos a otro sitio; creo que si nos quedamos aquí, va a ocurrir algo horrible.
–¿Qué te pasa, chaval? ¡Has visto demasiadas pelis de miedo!
–Quedaos entonces. Yo regreso ahora mismo al hotel.

Cuando el joven se alejaba de allí andando por el paseo marítimo desierto, durante un instante dirigió su mirada a la zona de la playa donde sus amigos tenían pensado pasar la noche. Un tímido manto de niebla comenzaba a formarse, y en medio de las sombras que cubrían las grandes rocas, creyó captar el destello de algo blanco.

«¡La máscara!» pensó con espanto. Después se alejó casi corriendo, sin mirar atrás.



Nota: las imágenes pertenecen a las películas: "The hill run red", "Nueva York bajo el terror de los zombies", y "Viernes 13".


sábado, 25 de octubre de 2014

Libro "La guarida del monstruo", historias de misterio y terror, disponible en papel

¡Hola, gente linda!
Mi libro de relatos de terror, "La guarida del monstruo" a partir de hoy está disponible en formato de papel:


Contenido:

«En este libro encontramos historias de terror, intriga y misterio.

El miedo, la muerte y el infierno se dan la mano para tender una trampa a los incautos: hay asesinos que se esconden tras una apariencia normal; y noches apacibles transformadas de repente en pesadillas.»

Desde hoy se puede obtener a través de la página de CreateSpace:


Dentro de unos días también estará disponible en Amazon.
¡Que tengan unas terroríficas y escalofriantes lecturas, a todos los amantes del género!

lunes, 6 de octubre de 2014

A partir de hoy descarga gratuita de uno de mis cuentos...


Mi cuento infantil "Trini, la gatita mágica" a partir de hoy y hasta el viernes se podrá descargar de modo gratuito en Amazon.


Contenido:

En Málaga, muy cerca del mar, había una colonia de gatos que vivían entre las rocas, y entre ellos se encontraba Trini, una gatita especial. 
Un día conoció a un niño llamado Gabriel y a su perro, Cuqui, que estaban en un aprieto, aunque gracias a la magia de Trini consiguieron superarlo. 
Sin embargo la pequeña gatita no imaginaba que ocurriría algo que pondría en peligro a toda la colonia: a su madre, a sus hermanitos y a ella misma. 
Tampoco imaginaba que la ayuda vendría del modo más inesperado...

Enlace para su descarga:

http://www.amazon.es/Trini-gatita-m%C3%A1gica-Cuento-ni%C3%B1os-ebook/dp/B00NIUZXUQ/ref=sr_1_1?ie=UTF8&qid=1412592147&sr=8-1&keywords=trini%2C+la+gatita+m%C3%A1gica