miércoles, 8 de mayo de 2013

Fantasmas


Antes del famoso "en ocasiones, veo muertos" de El sexto sentido, el tema de los fantasmas, espectros, ánimas o presencias del más allá, ha sido objeto de fascinación para mi imaginación desbocada desde la adolescencia. Corrijo: desde la escuela primaria.

De hecho, no olvido una anécdota de esa época, relacionada con el tema, que ocurrió justamente en el colegio donde acudía a clase, en cuyo patio destinado a las alumnas más pequeñas había una estatua que representaba a santa Juana de Arco, ya que las religiosas del instituto eran de origen francés.
Pues bien, en un recreo alguien hizo correr la voz de que la estatua se había movido.

Yo al enterarme solo confirmé mis sospechas: sabía que en el fondo y en secreto, todas las estatuas (las de tamaño natural) estaban vivas. O habitadas por "alguien". En general, por un fantasma.
Entre las alumnas (era un colegio de niñas) se armó un gran revuelo y todas, valientes o no, íbamos a comprobar la verdad de semejante rumor (lo hacíamos chillando de terror). Yo doy fe: al acercarme vi cómo la estatua movía los ojos para mirarme.

No recuerdo de qué modo las maestras solucionaron el asunto, aunque desde entonces aquella representación de la santa no me pareció tan inofensiva.
Y otro tanto sucedía con los maniquíes de las tiendas: había algo siniestro en esos muñecos que te miraban desde el escaparate.

Volviendo al tema de los espíritus y su presencia entre nosotros, declaro con orgullo formar parte de toda una generación que ha sido fiel seguidora de la serie "X files" (Expedientes X). He sentido una profunda admiración, rayando en total devoción, hacia los protagonistas de la serie.
Más tarde, en la universidad tuve un compañero que formaba parte de un grupo "especialista en el estudio de fenómenos paranormales"; es decir, según él mismo me lo explicó, en sus ratos libres (al parecer tenían muchos) se dedicaban a recorrer los sitios donde había sospechas de actividad paranormal, y con un aparato de su invención "captaban" y grababan los fenómenos. Él al notar mi entusiasmo me invitó a acompañarlos una noche al cementerio de la ciudad, ya que todo el mundo sabe que los cementerios son un hervidero de actividades del inframundo. No tuve coraje para aceptar, después de haber vivido otra experiencia con una compañera del instituto cuando la acompañé a la morgue porque quería confirmar su vocación de futura médico. (Este es tema de otro post)
No solamente he oído testimonios de gente cercana que ha vivido experiencias con el "más allá"; yo misma viví este tema muy de cerca, tras la muerte de mi abuelo materno (mi nono).
Esto es una historia real.
Para situarnos, desde el fallecimiento de mi nona, la esposa de mi abuelo, este se quedó a vivir en la casa materna solo. La casa tenía un patio al que se accedía por una galería exterior. Nosotros (mis padres, mis hermanos y yo) vivíamos en otra casa que estaba pegada a la de mis abuelos, tal es así que a veces bastaba asomarnos desde nuestra terraza para ver a mi nono andando por la galería silbando alguna tonada y disfrutando del sol.
Teníamos varios espacios en común, desde la entrada a ambas casas, hasta el motor que se encargaba de llenar los tanques de agua, situado en la galería de mis abuelos. Así que para no bajar a la casa, desde la terraza le avisábamos al nono con un grito, y él se encargaba de encender el motor. Sucedía normalmente a la hora de la siesta. Era un ritual diario.
Destaco que mi nono era un hombre afable, amante de la naturaleza y naturalmente feliz.
A los ochenta y seis años falleció. Poco antes le habían diagnosticado lepra. Llevaba mucho tiempo con una herida en la pierna que no conseguía curar. Lloramos mucho su partida. Sus nueve hijos y los casi treinta nietos.
Lo que relato a continuación me lo contó mi madre (yo ya no vivía con ellos) y fue confirmado por mi hermana menor.

Tras la muerte del nono la casa quedó deshabitada, y se puso en venta. Sin embargo, en los días siguientes al fallecimiento, todas las tardes a la misma hora se oía al motor encenderse solo; y mi madre jura haber oído también un silbido característico. Ya saben de quién.
Años después leí una expresión para explicar lo inexplicable: "los espíritus en tránsito". En el caso de mi abuelo, su deseo de permanecer un poco más entre nosotros, llevando a cabo el ritual que durante años había vivido: encender el motor del agua.
Más de una vez en sueños he recibido la visita de algún difunto para darme algún mensaje o simplemente para acompañarme en alguna acción difícil.
¡Ah! Otra de mis series preferidas es Medium.

No es de extrañar entonces que las tres historias que he escrito, mis novelas, tengan un componente sobrenatural. Y no es un detalle secundario.
Los protagonistas no tienen más remedio que aceptar la presencia de algún ser del "otro barrio". Algunos lo hacen con más facilidad que otros.
A veces es el fantasma de la víctima de algún crimen quien tiene una pista importante para dar, pero no siempre resulta fácil comunicarse con estos fantasmas.

Ya lo saben. Si alguien le tiene miedo a los muertos, no lea estas historias durante la noche. Mejor espere al amanecer.






Imágenes de las series "X files", "Medium" y la película "El sexto sentido".







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