Mientras la miraba, le puse un nombre. Sé que para existir, obviamente, no necesita tenerlo. Pero le di un gusto a la memoria de mis emociones, y la bauticé. "Audacia" la llamé.
No sé por qué. Será por el modo como bailaba con las olas y la espuma, será por su insistente hurgar y hurgar entre la arena...
Audacia me proporcionó un momento de felicidad, simplemente "siendo", mientras la cámara intentaba atrapar un esbozo de su espíritu...
Les presento a la protagonista:
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