viernes, 7 de junio de 2013

Un poema para este viernes: Despedida.



Elegir la hora.
Preparar el día.
Desgranar de a poco
nuestras despedidas.
Pedirle a la luna
que no llegue el día;
que retenga al sol
hasta la partida.
Y dejar despacio
nuestra cama tibia;
el refugio manso,
las tiernas caricias…
Entonar chiquito
una melodía
frenando así el llanto
de nuestra agonía.
Irnos de la mano
de la sombra arisca
confidente neutra,
invisible amiga.
Llevar la nostalgia,
dejar la alegría.
Retener temblando
la esperanza tímida.
«Hasta que volvamos
a vernos un día.»
El adiós pausado,
promesa escondida.
Saber de antemano
la senda seguida.
Escojo este sueño
que me tranquiliza;
pues no sé la hora,
no conozco el día,
ni el final del verso
ni la melodía.
Cuándo partiré
nadie lo adivina.
Callan las visiones
y las profecías.
Mas sigo soñando
–¡ilusión perdida!–
que conozco el tiempo
de mi despedida.




Fotos tomadas en Málaga.
 
 



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