jueves, 25 de abril de 2013

No me había tomado en serio

 
¿En serio?
 
No lo sabía.
 
En la blanca algarabía
 
de palomas
 
el sol hacía cosquillas
 
en el aire, y la espuma
 
traviesa de las olas
 
se burlaba
 
del semblante
 
taciturno de las rocas,
 
y rompían ruidosamente
 
alegremente osadas,
 
se diría.
 
Las palmeras
 
se dejaban desmelenar
 
por el viento vagabundo
 
que en su andar
 
un amor en cada puerto
 
prometía.
 
¿En serio?
 
No lo sabía.
 
En las oficinas
 
se tomaba tan en serio
 
el día a día
 
que el reloj
 
se apoderaba de los sueños,
 
y despiertos,
 
él alzaba el látigo
 
del tiempo
 
sobre ellos,
 
¿sobre quiénes?
 
Los espectros.
 
¿En serio?
 
No lo sabía.
 
La primavera seducía
 
mi libertad,
 
y yo salté
 
del quinto piso
 
y llegué,
 
en el alma una sonrisa,
 
aterrizando suavemente
 
en esta orilla,
 
en este mar
 
que sin saberlo yo
 
ya me esperaba
 
como aguarda el amante
 
a la que alumbra
 
sus días,
 
y en serio,
 
repetiría por siempre
 
que no,
 
tantos años dormida,
 
yo no lo sabía.
 



He querido añadir esta maravillosa pintura de Edward Burne-Jones

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