domingo, 28 de abril de 2013

Mi novela "El fantasma de la niebla". El asesino de la historia y un tabú.

Desde hace días estoy pensando en el "villano" de esta historia, aún inédita, que he titulado "El fantasma de la niebla" porque el asesino sale a matar cuando aparece este fenómeno meteorológico...

Y surge la idea del tabú.

Me explico: siempre sentí fascinación por la figura del vampiro: lo percibo, dentro de un halo de romanticismo, como una variante del caníbal. Y cuando digo "siempre" me refiero a que ocurre desde mi infancia.
La historia de Hansel y Gretel; el cíclope de Ulises, y tantas historias de la mitología donde alguien "devora" (literalmente) a otro.

Esta fascinación terrorífica tiene un origen en mi más tierna infancia: fue real y ocurrió muy cerca de mi familia.

Esto es lo que recuerdo: yo todavía no iba a la escuela, así que tendría cuatro o cinco años. Para comprender un poco el contexto, debo aclarar que mi abuelo (mi "nono") vivía solo, en una isla del litoral llamada Arroyo Leyes. Se había construido su propia casa de adobe, y en mi niñez recuerdo que había gallinas y cuando íbamos a visitarlo comíamos mucho pescado asado.
Pues bien, esta historia la escuché a escondidas, la comentaban los mayores, y trataba de un vecino de mi abuelo.

Contaban que el hombre vivía solo, y en general la gente creía que era un poco "retrasado". Como un niño grande, decían. Por ese motivo aceptaban como algo natural que buscase la compañía de otros niños para entretenerse, generalmente atrayéndolos con golosinas.

En este punto de la historia no tengo claro si había desaparecido un niño o más cuando la policía finalmente fue a visitar al vecino de mi abuelo.
Lo que sí recuerdo con total claridad, como si lo hubiese visto con mis propios ojos, es lo que encontró la policía en aquella casa: frascos de conserva con restos humanos que pertenecían a un niño.

El vecino de mi abuelo lo había matado y se lo estaba comiendo...
Creo que pocas historias de terror pueden superar a ésta en una mente infantil.

Décadas más tarde esta misma historia se convierte en una fuente, en un recurso que ha inspirado la creación del monstruo de mi novela.

No hay comentarios:

Publicar un comentario