viernes, 2 de agosto de 2013

Tres días y dos noches

Este no es un relato. Es una historia que se inició el martes y tuvo su fin ayer. Tres días, y dos noches.

Mi visitante alada


Comenzó al mediodía, cuando descubrí que una pequeña golondrina asomaba su cabecita por encima del borde de la ventana, al otro lado del cristal. Abrí la ventana para ver si se movía, pero no lo hizo, así que la cogí con cuidado y en ese instante decidí hacerme cargo de su bienestar.

Convivo con dos gatas, de modo que lo primero que hice fue ubicar al pequeño pájaro en la habitación de invitados, dentro de una caja de cartón, lejos de las miradas curiosas y los bigotitos inquietos.

Lo segundo y más urgente era encontrar información sobre el tema: debido a mi ignorancia al respecto, necesitaba orientación y ayuda para conseguir la recuperación de la visitante y su retorno a la libertad. Así que tras consultar con un veterinario del barrio, comencé la delicada tarea de hidratar y alimentar a la «chiquitina» (así la he bautizado, no sé si era macho o hembra).

Como no estaba del todo tranquila, llamé por teléfono a varios sitios donde suponía que podía recibir instrucciones más específicas, o directamente que gente especializada en el tema se hiciera cargo de la golondrinita.
Lo voy a contar con «nombres y apellidos», es decir, identificando los sitios donde busqué ayuda. La cronología de mis llamadas:

* Contacté con CREA (Centro de recuperación de especies amenazadas); por error llamé a Sevilla -estoy en Málaga- y la mujer que me atendió indicó que ellos podían hacerse cargo del animalito si yo lo llevaba al centro. Cuando le dije dónde estaba, ella me remitió a CREA de Málaga.

* A continuación llamé a CREA de Málaga, y una mujer responde a mi solicitud de ayuda diciendo que no me puede explicar por teléfono lo que debo hacer con el ave, que me informe en internet, y cito sus palabras: «allí hay mucha literatura sobre el tema»; y para rematar el asunto, que ellos no se hacen cargo. Punto.

* Azorada, decido llamar al teléfono de Atención al Cliente de Medio Ambiente de Andalucía: un joven operador me da la siguiente información: las golondrinas no son especie protegida en esta comunidad. Punto.

* Más desorientada todavía, llamé a GREFA (Grupo de rehabilitación de la fauna autóctona y su hábitat) y aquí por fin encontré a alguien que empatizó si no conmigo, con la situación que le estaba planteando: ella -la mujer que atendió la llamada- me dio indicaciones que fueron muy valiosas para mí, y me sugirió contactar con una veterinaria especializada en aves.

Por fin, la última llamada sería la definitiva: una clínica de aves exóticas que me dieron turno para ver a la golondrinita.

De este modo mi visitante alada viajó en taxi, y luego fue pesada, revisada, posó para una fotografía que le hizo el veterinario; por fin sentí que iba por buen camino. Me especificaron instrucciones sobre la rehabilitación y algo muy importante: la puesta en libertad de la pequeña.

Finalmente ayer pasadas las diez, después de haberle dado la tercera o cuarta toma de su alimento, la chiquitina se mostró inquieta y movió las alitas por primera vez, en señal de que ya estaba lista para partir.

Con temor pero con la certeza de que había llegado el momento, abrí el ventanal de la terraza acristalada y la impulsé suavemente: ¡se alejó volando!
No puedo describir lo que experimenté en aquel instante.

Contemplo ahora mismo la bandada que suele volar durante todo el día frente a mi ventana, mientras escribo estas líneas.
En mi interior guardo esta «perla de luz»: una de aquellas pequeñas aves que cruzan el cielo en libertad, conoce el sonido de mi voz.
No fue casual que eligiera mi casa. Todos sabemos que ellas traen mensajes de buen augurio y esperanza. Y fue lo que recibí después de tres días y dos noches.

Esta es la foto que le sacaron en la clínica.
Nota: cuando la vieron en la clínica, me dijeron que era un vencejo en realidad. Para mí siempre será «la chiquitina», y ya está.










6 comentarios:

  1. Has tenido mucha suerte. Al alimentarse de insectos cuesta mucho darles de comer y los finales no son tan felices.

    A sido una historia muy bonita.

    Que pases un buen fin de semana.

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    1. Muchas gracias Godor, y sí ya me había advertido el veterinario de que la cosa podía acabar mal, al ser también un adulto, no un polluelo(tenía que abrirle el piquito para alimentarlo); y se complicaba con lo de ser insectívoro, así que efectivamente creo que los "hados" han sido buenos con nosotros... Un abrazo, y que difrutes del fin de semana tú también!

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  2. Cuanto amor has demostrado por todo lo que has luchado por el bién de tu golondrina que al final no lo era

    Demuestra tu amor por la Naturaleza y te admiro por ello

    Solo me conformaria que hubiera unas pocas igual que tú ...

    En mi porche cada Año por el mes de Abril vienen unas 30 golondrinas..Tengo seis nidos y hacen dos puestas y regresan a Africa con sus hijitos


    Es maravilloso verlas trabajar tus nidos como cualquier albañil..Quizas mejor

    Aunque a veces las primerizas no tienen tanto tiento y los nidos los han dejado mal que se han caido los pollitos y hemos tenido que ubicarlos en otro..O se han caido a la piscina..En fín hemos tenido de todo

    Gracias por compartir esta hermosa entrada

    Con cariño Victoria

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    1. Victoria, muchísimas gracias por tus palabras y por compartir también tu experiencia...
      Un gran abrazo!

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