domingo, 11 de agosto de 2013

Pesadilla




La mujer tuvo la horrible sensación de caer por un precipicio, con el cuerpo suspendido en el aire. No tenía dónde asirse; a toda velocidad caía sin remedio.

Emitió una exclamación y su propio sonido la despertó. Abrió los ojos y al principio no vio nada; calculó que serían las tres o las cuatro de la madrugada.

Se dio la vuelta hacia la mesilla de noche a su izquierda, y miró las agujas fosforescentes del reloj: señalaban las tres menos cuarto.

Entonces oyó algo; alzó la cabeza y prestó atención.

Parecía provenir del pasillo que comunicaba con el comedor. Imposible que hubiera alguien: esa noche estaba sola en casa.

Se levantó pensando que quizás sería un ruido de la calle, pero quería identificarlo para estar más tranquila.

No encendió ninguna lámpara: se sentía cómoda al moverse en la oscuridad. Además tampoco hacía falta, porque la luz de afuera penetraba a través de los visillos, dibujando los contornos familiares de los muebles.

«Luna llena» pensó distraída.

Volvió a repetirse el sonido, esta vez en la cocina. Cuando llegó allí, no vio nada fuera de su sitio.

Aprovechó la ocasión para beber agua; hacía calor y ella siempre tenía sed durante la noche.

Regresó al dormitorio y se acostó. Casi de inmediato se quedó dormida.

Al rato la despertó algo aterrador: la sensación de que había alguien junto a su cama, mirándola.

No se atrevía a abrir los ojos. Permanecía inmóvil, con miedo hasta de mover el pecho para respirar.

Estaba segura de que había un intruso allí mismo, en su habitación, a pocos centímetros de distancia. Hasta podía percibir el olor que emanaba de él: una mezcla de tierra mojada y sudor. No estaba soñando.

En aquella posición, boca arriba y con los ojos cerrados, sentía crecer su temor. «Dios mío, ¿qué voy a hacer?»

Sin pensarlo más, levantó los párpados de repente: nada.

¿Nada? Recorrió con la vista a su alrededor: la ventana, las sillas, la puerta del armario.

¿Entonces era un sueño? Mejor dicho, una pesadilla.

Respiró hondo y sintió que sus músculos se aflojaban por el alivio.

Había comido demasiado en la cena. No cometería el mismo error: odiaba tener pesadillas.

Medio temblorosa todavía, se incorporó y apoyó los pies descalzos en el suelo; necesitaba ir al baño.

Al instante sintió que algo la cogía por los tobillos y tiraba hacia abajo. Quiso desasirse a la vez que gritaba y daba manotazos en el aire; tropezó y cayó de bruces sobre la moqueta, creyendo todavía que aquel sueño no había terminado, y era espantoso porque lo sentía muy real.

De hecho el dolor, la fricción de su cuerpo contra el suelo, las dos manos desconocidas que como garras aprisionaban sus piernas y jalaban de ella hacia atrás; los jadeos y gruñidos que se mezclaban con sus propios sollozos: todo era demasiado real.

¡Quería despertar! ¡Por favor que alguien la despierte!

El horror fue mayor cuando notó que lenta e inexorablemente iba siendo atraída por aquello que se escondía bajo su propia cama.

«Esto no es real» insistió.

Gritó y suplicó una vez más.

Despertó desnuda y magullada dentro de la bañera, en medio de la noche.

«Qué pesadilla más espantosa» pensó.

Con dificultad se incorporó para volver a acostarse. Antes encendió la lámpara y sintiéndose un poco tonta se puso de cuclillas y miró bajo la cama.

Después, mientras se acomodaba para dormir, algo llamó su atención.

En los tobillos tenía la marca de cinco dedos.

Acababa de cruzar otro umbral en su pesadilla.
 

 

 Nota: las imágenes que he elegido son de películas que han sido la causa de muchas de mis pesadillas...
 

 

 

 


2 comentarios:

  1. Dios Fabi me has dejado sin respiración y lo digo de veras....a ver que tal duermo esta noche ufffff

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    1. Jajajajaaa!!! Lo que pasa es que aquí me he inspirado en mis propias pesadillas, y te puedo asegurar que no exagero... Me alegro de que la historia haya logrado su objetivo de provocar "algo", y a cambio te deseo un buen sueño reparador y tranquilo, jajaja!
      Un beso!

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