Hola. Otra vez retomo este espacio con la esperanza de alguien que escribe un mensaje en una botella y lo lanza al mar, o del escritor que narra una historia en un puñado de papeles deseando que lleguen a su destino, a la vez que siente en su interior que quizás el destino sea el silencio al otro lado, en la otra orilla, el sonido del viento, el mar y las gaviotas, y eso que se llama ausencia, mudez, espacio vacío.Son tiempos inciertos. Oscuros, turbios, donde el engaño se disfraza de certeza con más astucia que de costumbre, porque tiene como aliado al miedo. Tengo la impresión de haber "caído" en el escenario de una película de ciencia ficción, medio apocalíptica, con escenas de drama, con héroes y un aparente villano invisible, con toques de comedia a veces, mucho de thriller, y, por qué no, de misterio sobrenatural, que no puede faltar en una buena historia que me "enganche". Romance también. Humor, claro. Y sin tener idea del desenlace. Ni pizca.
En medio de todo esto, yo sigo en mi minúsculo "micro-mundo" amando a mis gatos y al mar, fiel compañero de todos los días, refugiándome en las historias, maravillosas y emocionantes historias bien contadas que me hacen vivir miles de vidas, y me sumerjo en la belleza de los paisajes que imagino en cada lienzo en blanco.
Que el corazón sea la guía. La mente cree que sabe: se equivoca. A los hechos me remito. Elijo seguir el latido inefable escondido detrás de cada aleteo, de cada soplo de viento que juega con la ropa tendida, de cada rayo de sol que dibuja formas caprichosas en la pared, de las chispas de luz tras los ojos de Bernardo, del silencio, de la música, la ternura, la alegría.
"Junto al mar", acrílico sobre lienzo, pintado en enero 2021.
